En Argentina se alquilan maridos por horas

Karmentxu Martín.

Aunque en principio sólo para trabajos domésticos. La idea de repartir los bienes de la fontanería, la electricidad o el bricolaje entre mujeres poco proclives a remangarse con el destornillador -e incluso entre varones poco aficionados a ello- ha venido de dos hombres, Daniel Alonso y Guillermo Singer que han creado sendas empresas unipersonales: Marido Se Alquila y Marido Por Horas, respectivamente, a través de las cuales, y obviamente previo pago de su importe, solucionan a domicilio cualquier problema de albañilería, grifos o cables. Singer, de 55 años, ex gerente de ventas de una empresa de electrodomésticos, está divorciado dos veces, tiene un par de nietos, empezó como marido de alquiler hace cuatro años y se ha hecho ya con 2.000 clientes. Alonso, de 48 años, estudios de ingeniería y un hijo de 16, lleva en su nuevo oficio seis meses, regentó una tintorería durante 15 años y dice que ahora gana mucho más con sus más de 280 esposas. Ambos visitan a las señoras para hacerles cualquier servicio, aunque explican su trabajo con una cierta ambigüedad. Frases como "la necesidad hace el miembro" (Alonso, el de Marido Se Alquila) o "hago lo que me gusta y me pagan por ello, qué más puedo pedir" (Singer, Marido Por Horas) se unen a otras del tenor de "la clave está en tomar cada caso como si fuera la propia casa". ¿Se han sentido acosados en alguna ocasión, modelo "recomponme la cañería, chato"? Para nada, dice Singer, aunque luego asegura tener especial sensibilidad hacia las mujeres solas y con hijos, que a veces han preferido colocarle sus cuitas a que les cambiara la cinta de la persiana. Daniel Alonso, cuyo lema es "hacer lo que a uno le gustaría que le hicieran", ha llegado a encontrarse en su contestador mensajes como: "Mujer de 41 años necesita revisión técnica completa". Con las herramientas preparadas y en perfecto estado de revista asegura que cumple con su misión como un jabato. No hay avería que se le resista.